“No maltraten ni opriman al extranjero. Recuerden que ustedes fueron extranjeros en Egipto.”
—Éxodo 22, 21
Desde la Compañía de Jesús en México, expresamos nuestra profunda preocupación ante la situación que enfrentan miles de personas migrantes en distintas ciudades de Estados Unidos, particularmente en Los Ángeles, California, donde se han reportado redadas masivas, uso de fuerza militar y detenciones arbitrarias. Nos duele que tantas vidas sean puestas en riesgo.
Hacemos un llamado a no criminalizar el anhelo de una vida digna ni a responder con violencia a quienes alzan la voz por dignidad y justicia. Migrar no es un delito; protestar pacíficamente no es una amenaza. Toda persona, sin importar su estatus migratorio, tiene derechos que deben ser respetados.
Creemos en un mundo donde nadie tenga que huir de su tierra por necesidad, pero también en un presente donde quienes migran encuentren acogida, protección y caminos de justicia. Nos solidarizamos con todas las personas migrantes en Estados Unidos y las organizaciones que trabajan por políticas migratorias más humanas, centradas en la dignidad y el bien común.
Pedimos a Dios que nos conceda un corazón compasivo, capaz de ver en cada rostro migrante a un hermano, una hermana. Que nuestra fe no se quede en palabras, sino que nos impulse a actuar, acompañar, defender y transformar.
