Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Día 1

Ene 17, 2025 | Noticias

La paternidad y el cuidado de Dios que rige el universo

Lecturas de las Escrituras

Isaías 63,15-17 Salmo 139,1-3.13.23.24b 1 Corintios 8,5-6

Lectura Patrística

De la tradición griega

Considera los misterios de la caridad, y entonces contemplarás el seno del Padre, a quien solo el Dios [Hijo] Unigénito manifestó. Y además Dios mismo es amor y a través del amor lo contemplamos. Ciertamente, lo inefable de Dios es [ser] Padre, y su compasión para con nosotros le ha hecho madre.

Clemente de Alejandría [c. 150-215], ¿Qué hombre rico se salvará? 37,1-2

Para reflexionar

1. ¿Cómo has experimentado el cuidado paternal y la compasión maternal de Dios en tu vida?

2. ¿Qué nos impide reconocer a cada persona como hijo de Dios?

3. ¿Cómo afecta a la percepción que tenemos de los demás y nuestra relación con ellos el hecho de reconocer a Dios como Padre de todos?

Oración

℟ Gracias y alabanza a ti, oh Señor

Te bendecimos, oh Señor, Padre de las luces: de ti desciende todo bien y todo don perfecto.

Tú has hecho el mundo y todo lo que contiene, tú eres el Señor del cielo y de la tierra. A todos los hombres mortales les das vida, aliento y todo bien.

Tú creaste a todos los pueblos que habitan en la tierra. Para ellos estableciste el orden del tiempo y los límites del espacio. En el corazón de los seres humanos, has puesto la idea de la eternidad.

Padre Celestial, por tu gran bondad nos concedes vivir según la Ley y los Profetas. Padre misericordioso, en Jesús, tu Hijo, proclamaste la buena nueva del reino.

Dios de todo consuelo, llámanos a seguirte. Sostén la obra de nuestras manos.

Oremos:

Padre compasivo, renueva nuestra fe en ti y únenos a través de tu amor, para que podamos reconocernos como hijos tuyos y llegar a ser una sola cosa. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo unigénito, en la comunión del Espíritu Santo. AMÉN.

Lecturas patrísticas alternativas

De la tradición siríaca

¿Quién puede contemplar a Dios con una inteligencia despierta, y concebir su majestad, y considerar su naturaleza oculta, y quién puede contemplar con la mirada del entendimiento esa Naturaleza pura y santo, que no tiene necesidad alguna? … El que ruega, y suplica, e insta a todo hombre a vivir. El que sufre para darnos la vida, y busca encontrarnos, y se complace más en nuestra felicidad que nosotros mismos. El que continuamente nos suplica que nos enriquezcamos tomando las riquezas de su almacén, para que seamos ricos gracias a sus tesoros y no vivamos en la pobreza. El que se regocija no tanto por su propia vida como por la nuestra.

Filoxeno de Mabbug [c. 440-523], Discurso 7

De la tradición latina

La Fuente de la Vida es el Bien principal, del cual mana para todos medios de vida, en tanto que el sostiene en sí mismo la vida. No recibe nada de nadie como si estuviera necesitado. Él confiere el bien a los demás en lugar de pedirlo prestado para sí, porque no tiene necesidad de los demás, no tiene necesidad de nosotros… ¿Qué hay más hermoso que acercarse a él, aferrarse a él? ¿Qué puede ser más complaciente? Aquel que ha visto y probado libremente la Fuente de Agua Viva, ¿qué más puede desear?

Ambrosio de Milán [c. 337-397], Cartas IV, 11, 18

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