La mejor política, para el bien de todos*

Ago 16, 2024 | Noticias

—Sergio Manuel Guzmán García, S.J.

Coordinador nacional de la Red Mundial de Oración del Papa

*Texto publicado originalmente en Boletín Guadalupano, Agosto 2024.

En este mes de agosto el Papa Francisco nos invita a orar por los líderes políticos: “Oremos para que los líderes políticos estén al servicio de su pueblo, trabajando por el desarrollo humano integral y el bien común, atendiendo a los que han perdido su empleo y dando prioridad a los más pobres”. A la luz de esta intención y siguiendo la encíclica Fratelli tutti (Hermanos todos), donde el Papa Francisco dedica un capítulo completo a reflexionar sobre la mejor política, invito a revisar varios números para profundizar sobre la importancia del servicio y la responsabilidad de los líderes políticos.

En el capítulo dos de esta encíclica sobre la fraternidad y amistad social, el Papa hace un bello análisis de la parábola del buen samaritano (Lc 10, 25-37). Oremos y reflexionemos con esta parábola y pensemos en tantos extraños que nos encontramos en el camino, en tantas sociedades heridas que no son miradas y atendidas, en aquéllos que se han quedado sin empleo, en tantos pobres que viven en las periferias o estan heridos al borde de los caminos. Compartamos en comunidad lo que sentimos en el corazón y si nos identificamos con algún personaje de la parábola. Atendamos lo que nos dice el Papa Francisco:

Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas. Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos. Como el viajero ocasional de nuestra historia, sólo falta el deseo gratuito, puro y simple de querer ser pueblo, de ser constantes e incansables en la labor de incluir, de integrar, de levantar al caído (…) Alimentemos lo bueno y pongámonos al servicio del bien”.1

Al comienzo del capítulo cinco el Papa nos dice: “Para hacer posible el desarrollo de una comunidad mundial, capaz de realizar la fraternidad a partir de pueblos y naciones que vivan la amistad social, hace falta la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común”.2 Parece, y muchas veces constatamos, que la política no tiene muy buena fama; por eso es importante recordar cómo definió el Papa san Pablo VI la política y que el Papa Francisco retoma:  “La política es una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común”. Esa caridad, esa compasión, fue la que tuvo el buen samaritano en la parábola que acabamos de meditar.

«El gran tema es el trabajo. Lo verdaderamente popular —porque promueve el bien del pueblo— es asegurar a todos la posibilidad de hacer brotar las semillas que Dios ha puesto en cada uno, sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas. Esa es la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna. Por ello insisto en que ´ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo´. Por más que cambien los mecanismos de producción, la política no puede renunciar al objetivo de lograr que la organización de una sociedad asegure a cada persona alguna manera de aportar sus capacidades y su esfuerzo”.3 Reflexionemos en esto que nos dice el Papa Francisco y pensemos en tantos desempleados que hay en el país. Pidamos por los líderes políticos, para que trabajen “por el desarrollo humano integral y el bien común”.

Al final de este capítulo sobre la mejor política, el Papa nos cuestiona: “¿Cuánto amor puse en mi trabajo, en qué hice avanzar al pueblo, qué marca dejé en la vida de la sociedad, qué lazos reales construí, qué fuerzas positivas desaté, cuánta paz social sembré, qué provoqué en el lugar que se me encomendó?4 Estas preguntas son muy pertinentes y se deberían hacer todos los líderes políticos que estan al servicio de su pueblo, así como también todos los cristianos que estamos en la sociedad y buscamos el bien común, el bien de todos.

Que Santa María de Guadalupe, siempre dispuesta a atender nuestras súplicas, acompañe a los líderes políticos para que estén al servicio del pueblo y podamos, como señaló el Papa Francisco, “avanzar hacia la fratenidad universal” de la mano de “una buena política”

NOTAS

1 Papa Francisco. Carta encíclica Fratelli Tutti (Hermanos todos), núm. 77.

2 Ibid., núm. 154.

3 Ibid., núm. 162.

4 Ibid., núm. 197.

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