Homilía 20 de diciembre de 2022. A seis meses de Cerocahui.

Dic 20, 2022 | Noticias

Dios pone sus ojos en lo pequeño, lo imposible o lo difícil. Ahí envía a sus mensajeros a proclamar una buena noticia, una noticia que abre caminos y posibilidades. Dios es el que enciende una luz en medio de la oscuridad.

El mensajero le dice a María, una mujer pequeña, de los márgenes, “Alégrate, tu vida ha estado llena de gracia, el Señor está contigo”. Un saludo que le asusta, le hace preocupar y le hace pensar. Ante esto el mensajero le dice “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios y darás a luz un hijo que reinará y su reinado no tendrá fin”.

María sigue dudando, le cuesta aceptar el llamado, y ahí el mensajero le dice “el Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, para Dios no hay nada imposible”. Tu vida toda será acompañada por la fuerza de Dios.

Los clamores de nuestro pueblo hacen surgir muchas Marías y muchos mensajeros en nuestra vida, mujeres que se indignan ante la injusticia y el dolor, y en esa indignación sienten el llamado de Dios a dar vida y ser compañeras de Jesús en la construcción de su reino.

En esa pedagogía de Dios el primer paso es reconocer cómo nuestra vida ha estado llena de gracia, cómo en ese dolor aparece la fuerza y el coraje, la resistencia y la compasión. Eso nos ayudará a tener la esperanza de que este Dios siempre estará con nosotros, Él nos acompañará para mostrarnos la palabra y para darnos su consejo y su sabiduría.

Hoy recordamos los seis meses del asesinato de nuestros hermanos Javier y Joaquín, y con este texto sentimos que los mensajeros de Dios nos invitan a reconocer la gracia que ha suscitado su martirio, reconocer la vida y la fuerza que surge de la indignación, la unión y la solidaridad, ahí está la justicia de Dios.

Son dos asesinatos que se unen a tantos más que ocurren diariamente en el país, ahí está la sangre que se convierte en un llamado a construir la paz, la justicia y la seguridad. Pero sabiendo la complejidad de esta realidad, los intereses que se juegan al interior de las instituciones, Dios nos dice “no teman, yo estaré siempre con ustedes, para Dios no hay nada imposible”. Palabras de aliento y confianza.

Por eso hoy decimos en memoria de nuestros hermanos, Dios está haciendo justicia suscitando la indignación y la fuerza para emprender caminos de paz desde lo local, suscitando voluntades para avanzar en la construcción de condiciones de seguridad, y nosotros seguimos pidiendo que este asesinato no quede impune, que se revise el sistema de justicia que favorece esta impunidad, se revise la estrategia de seguridad nacional que favorece el control territorial de los grupos armados y se deje de fomentar el odio y la polarización que alienta la violencia. Para Dios no hay nada imposible.

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