Jubilares 2023 (Homilía, fotos y video)

Dic 9, 2023 | Noticias

Fiesta de los jubilares

Fiesta de San Juan Diego

 Provincial Luis Gerardo Moro Madrid, S.J.

Ciudad de México, a 9 de diciembre de 2023.

 

Muy queridos hermanos jubilares, hermanos jesuitas, colaboradores, familiares y amistades de nuestros hermanos jubilares,

Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, que trae buenas noticias, que anuncia la salvación, dice la antífona de entrada propuesta para este día.

La celebración de los jubilares de ingreso, de sacerdocio y de Últimos Votos, lo mismo que las ordenaciones y los votos, son motivo de alegría para nosotros. En esta ocasión, los jubilares, se enmarcan en la Fiesta de San Juan Diego, el mensajero de Santa María de Guadalupe; un indígena que acogió “el mensaje cristiano sin renunciar a su identidad indígena y que descubrió la profunda verdad de la nueva humanidad, en la que todos estamos llamados a ser hijos de Dios en Cristo.”[1]

Vivimos, como mexicanos, una realidad cada vez más compleja, los que menos tienen ven lacerada y coartada su vida por estructuras sociales injustas. Una realidad marcada, no sólo por la pobreza, la desigualdad y la exclusión sino, por una violencia cada vez más generalizada en el país – apenas hace un poco más del año esta realidad trastocó las entrañas de la Compañía en México, con el asesinato de nuestros hermanos Joaquín y Javier –; pero también está marcada por la polarización social y política, las secuelas de la pandemia, la migración, el deterioro del medio ambiente… una situación que lleva cada vez más a la desesperanza de los que menos tienen.

Es cierto, Juan Diego vivió una época distinta, pero igualmente difícil, contraste entre entre quienes tenían posibilidades de desarrollarse y quienes sus posibilidades se veían disminuidas. Y es, desde ese contexto desde el que la Virgen lo toma como mensajero de esperanza, como diciendo: no todo está perdido, en la oscuridad de la noche surge el alba.

Juan Diego fue el mensajero, el puente, que facilitó el encuentro fecundo, no solo entre la Madre de Dios y el Obispo sino, sobre todo, entre los miembros de distintas culturas, posibilitando, a través del mensaje guadalupano, una nueva identidad, la mexicana, íntimamente unida a Santa María de Guadalupe.

Ante un pueblo naciente, pero postrado como el tío Bernardino, válgase la comparación, y sin rumbo, sale al encuentro del indígena la Madre de Dios, con un mensaje de dignificación, reconciliación, de justicia y de ternura; Ella, elige a Juan Diego, un indígena sencillo y humilde, como su mensajero. Le pide llevar un mensaje, una solicitud, quiere se le edifique una casa, un hogar para todos y todas, no sólo donde pueda mostrar su ternura, su cuidado, su amor a cada persona, sino sobre todo donde, sin distinción de cultura, raza, origen, se sientan hermanos y hermanas.

¿Qué mensaje es éste que nos trae Juan Diego? No es otro sino el mismo mensaje de Jesucristo el Señor que se nos ha hecho llegar a través de su Madre quien nos sale al encuentro en el Tepeyac ¿Alcanzamos a descubrir en el mensaje que trae Juan Diego, un Evangelio inculturado? ¿Alcanzamos a mirar en el mensaje de este indígena, esa invitación a la esperanza basada – como dice la primera lectura – en que Dios es misericordioso y escucha los clamores del oprimido, se apiada y responde para conducirnos a una tierra próspera y pacífica?

Jesús asoció a sus discípulos a su misión y con la llamada que experimentamos nos hace el Rey Eternal, también nos sentimos asociados a llevar su mensaje de esperanza. Por esta razón y en esta fiesta, un buen signo de agradecimiento a Dios por tanto bien recibido, será proponernos renovar nuestra identidad como religiosos, como jesuitas, para llegar a ser mensajeros de buenas noticias, para ser portadores de una esperanza nacida de la consolación de habernos encontrado con el Señor Resucitado (Cfr. C.G. 36, D. 1, n 32).

En México, ante los clamores que suben al cielo es necesario que seamos mensajeros de buenas noticias; que, desde nuestros ministerios y junto a la humanidad crucificada, construyamos puentes que faciliten el encuentro, la reconciliación, la justicia y la paz, de tal manera que vayamos contribuyendo a crear el sueño de Nuestra Señora de Guadalupe: que formemos una gran familia.

Escuchamos, hace un momento en el evangelio, en boca de Jesús: “Gratuitamente han recibido este don; ejérzanlo, pues, gratuitamente”; este fragmento resuena en la memoria de cada uno de nosotros porque tiene que ver con nuestro modo de proceder, como lo dicen nuestras Constituciones: dar gratis lo que gratis hemos recibido [ 398 y 565].

Y con esto, quiero reconocer a cada uno de ustedes (Juan Auping, Sergio Cobo, Diego Martínez, Pepe Morales, Chucho Rojas, Moisés Cortés, Luis García Orso, Sebastián Mier, Bernardo Murcio) y a todos nuestros hermanos jubilares (Jerónimo Hernández, Patacho Morfín, Chema Castillo, Candelario Buendía, Juan Manuel García de Alba, Ricardo Himes, Eduardo Levy, Víctor Pérez Valera, Arnaldo Zenteno, Quintín Valderrama, Mario López Barrio, José María Sanzberro, Carlos Escandón, Carlos Soltero, Chucho Reséndez y Sergio de la Rosa), su dedicación, su servicio entregado y gratuito en favor del Pueblo de Dios: “han dado gratis lo que gratis han recibido”.

Agradezco a Dios, el testimonio que descubrimos en cada uno de ustedes y le pido que a ustedes y a todos nosotros nos siga moviendo a entregarnos en favor de su Pueblo para que seamos mensajeros de buenas noticias.

Gracias Hermanos mayores, gracias por ser mensajeros de Dios entre nosotros. Gracias por decirnos a los más jóvenes, y no tan jóvenes, que se puede ser feliz siguiendo a Jesucristo, y que la vida en la Compañía de Jesús, SÍ VALE LA PENA.

En fin, doy gracias a Dios por la vida de cada uno y, sobre todo, por su testimonio, su entrega y su servicio a la misión de la compañía de Jesús.

San Ignacio de Loyola invita en las Constituciones a comunicar lo que se va viviendo “para consolación y edificación mutua en el Señor” [673].

[1] Juan Pablo II, Homilía de canonización de San Juan Diego.

 

 

 

 

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