El cristianismo de Jorge Manzano. Una realidad en dos dimensiones: su Cristo centrismo y el mensaje.

Sep 17, 2023 | Noticias

Para el décimo aniversario del fallecimiento de Jorge Manzano

 

—Federico Portas Lagar

 

Después de diez años de su fallecimiento, me sigo preguntando por qué está tan presente en mí Jorge. Como en toda defunción de un ser querido, la muerte nos permite una mejor comprensión de nosotros mismos y de esa persona que se fue. ¿A dónde, a fin de cuentas, puede expulsar la muerte un ser tan querido como Jorge Manzano, a quien inefablemente hemos llevado en nuestro corazón desde hace mucho tiempo, si no es precisamente a nuestro corazón? ¿Cómo podría cesar lo que ya en vida era cada vez más y más independiente de su presencia tangible? ¿Dónde podría estar más presente su influencia que en nosotros, que lo hemos querido? Su vida cobra en nosotros un renovado vigor, como si hubiéramos aprendido un nuevo lenguaje; la expresión de un nuevo canto que de modo ineludible está ligado a cada uno de cuantos lo conocimos. Este nuevo lenguaje, este nuevo canto, ahora su herencia, por así decirlo, me hace recordar el pasaje de Emaús en el Evangelio de san Lucas: “Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos explicaba las Escrituras? Lc. 24, 32. En el descubrimiento de la persona de Jorge, se daba simultáneamente el descubrimiento y constitución de nuestra propia persona y justo en ese espacio personal de relación con Jorge, se convirtió para nosotros, antes y ahora, en un espacio privilegiado para el encuentro personal con el Señor. Si Dios no está en nuestro corazón Dios no está en ninguna parte, me dijo un gran amigo.

En Jorge descubrimos la presencia del Señor; él tenía un amor discreto pero contundente por Jesucristo, realidad personal que lo motivó en su vida y que él así lo quiso: Conocer, amar, seguir y proclamar a Jesucristo que él se propuso como sacerdote, y de acuerdo con la espiritualidad de san Ignacio y de la Compañía de Jesús.

 

El encuentro con Jorge presentaba otra dimensión, que, en mi opinión, consistió en darnos a conocer, a revelarnos a Jesucristo presente y activo en todo y enseñarnos a articularlo con nuestra realidad-Mirad como Dios habita en las criaturas, en los elementos dando ser, en las plantas vegetando, en los animales sintiendo, en los hombres dando entender; y así en mí dándome ser, animando, sintiendo, y haciéndome entender-

 

Su trabajo apostólico fue inmenso y diverso. Destaco, muy brevemente, su atención por los marginados y menos favorecidos, los indefendibles, -según Jorge parte del origen de su vocación-, su diálogo intercultural e interreligioso, partiendo de una escucha atenta y respetuosa siempre.

 

Y su otra vertiente, fue la filosofía, su pasión. Sin duda el conocimiento de Jorge sobre el pensamiento de los grandes filósofos era y es una referencia obligada, pero también detectó y quiso revelar, en mi humilde opinión, la presencia y actividad de Jesucristo en esos pensadores. No me refiero, tan solo, a la recuperación y vinculación para el cristianismo de ideas sugerentes en los pensadores que estudió. Me refiero también a otros horizontes muy desafiantes, por ejemplo, en palabras de Mauricio Beuchot, quien prologó el ‘Nietzsche, Detective de bajos fondos’: “por eso, según Manzano, Nietzsche nos incita a ser espíritus libres, a tomar distancia, a la danza, al juego, a la recuperación de lo dionisiaco, a ser filósofos y más –descubridores de Jesucristo, esto lo digo yo-. Así, Nietzsche queda no como un destructor, ateo, nihilista, sino como reconstructor -del verdadero cristianismo, ‘mi cristianismo’- como un depurador de la creencia en Dios y como un enamorado del ser, de la vida, de Cristo y su mensaje -lo digo yo-…. lo que sí sé es que al unir Diónysos y a Cristo, Nietzsche operó una hibridización, un mestizaje, un acto analógico que nos dejará pensando, meditando por mucho tiempo”. Entre esto y el pensamiento de Theilard de Chardin yo no veo diferencia. En ambos se expresa a Jesucristo como principio de Vida. ¡Cristo es todo o no es nada!

 

Jorge captó que el órgano perfecto del conocimiento es el amor, y así proclamó Mensaje y Mensajero, que es Jesucristo, y mediante su amor se vinculó a Él y a nosotros.

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