La sorpresa de la llegada

Jul 11, 2025 | Noticias

—Alejandro Patricio Cancino Franklin, S.J.

Desde el 15 de diciembre de 2024 inicié un tiempo sabático en Argel, capital de Argelia en el norte de África. Argelia posee una superficie territorial de 2.3 millones de km2, su población es de 46 millones, la gran mayoría es de la religión del islam. La capital tiene 4 millones de habitantes, su orografía es muy accidentada, la zona conurbada puede alcanzar hasta los 6 millones de habitantes.

 

La Provincia jesuita del Próximo Oriente y del Maghreb incluye Argelia, Egipto, Tierra Santa, Jordania, Siria y Líbano; pertenece a la Conferencia de Provinciales de Europa (JCEP). Argelia formó parte de la Provincia de Francia hasta el año 2012.

 

Los jesuitas en Argelia viven en dos ciudades: Argel y Constantina. En Argel los jesuitas dirigen dos obras: el Centro Cultural Universitario (CCU) y la casa de retiros “Ben Smen”. En Constantina, nuestros hermanos llevan la biblioteca Dilou y el centro Nibras que ofrece apoyo escolar a niños. Cabe notar que las obras son llevadas por los jesuitas en colaboración con laicos y religiosas.

 

El CCU fue fundado hace 62 años por los jesuitas franceses, actualmente está formado por tres sucursales en el centro de la ciudad: ciencias técnicas, ciencias humanas y ciencias médicas. Desde hace 12 años el director del CCU es Ricardo Jiménez, jesuita mexicano que tiene 19 años en Argel. Las bibliotecas, además del préstamo interno y externo de libros brindan espacio para estudiar y se realizan otras actividades como repaso de cursos ofrecidos por alumnos más avanzados o por maestros, mejoramiento del inglés o del francés, asesoramiento para tesis y tesinas, actividades culturales como presentaciones de libros, exposiciones de pintura o fotografía y visitas guiadas por la ciudad, entre otros. Las bibliotecas se sostienen de la inscripción anual de los alumnos y profesores, la mayor parte de lo que se ofrece es por ayuda voluntaria de profesores y alumnos.

 

A los pocos días de haber llegado comencé a colaborar tres veces a la semana en la biblioteca del CCU de ciencias médicas. Esto fue relativamente rápido, pues nuestro hermano Víctor Ramos T. (Rabino) me dio una buena introducción no sólo en la biblioteca sino en Argel, sus callejones, el mercado, las tiendas y la panadería.  Al principio experimenté el miedo del principiante porque no conocía nada de este país ni su lengua ni a las personas; sin embargo, la lengua francesa me ha ayudado para entrar en contacto con los estudiantes y para desenvolverme en la ciudad. Por otro lado, Ricardo me había advertido que para moverme en el centro de Argel era necesario acostumbrarme a las escaleras, así lo constaté los primeros días, para ir al CCU bajo unos 160 escalones y para ir por el pan subo unos 155. Después de contar los escalones, empecé a dejarme sorprender por la cultura argelina que va desde la novedad de los sabores de la comida, pasando por la belleza de los edificios otomanos y hasta prestar atención al trato cordial entre las personas.

 

Al escuchar el árabe, u otra de las lenguas de la región, en la calle o en el mercado he podido apreciar la cantidad de saludos entre las mujeres, es un ir y venir cordial. Una comienza: – “buenos días, ¿cómo estás?”. La otra responde: – “bien, ¿y tú cómo estás?” A su vez le contesta: – “bien, gracias a Dios”. Antes de continuar la charla la primera afirma: “estás bien, gracias a Dios”. Se detienen y parece que el tiempo también se detiene con ellas. Hay un cuidado por la persona que está frente al otro, hay una atención, un esmero porque el otro se encuentre a gusto. Los argelinos son muy cálidos en su trato con los otros, y con los extranjeros un poco más. Por ser mexicano, tienen curiosidad por saber cómo son las pirámides, si conozco a Rafa Márquez o si he visitado Cancún, si nuestra lengua es el inglés o el español. Es un país que les queda tan lejos, como a nosotros nos queda su mundo.

 

Los jesuitas reunidos en Constantina, izquierda a derecha: Ricardo Jiménez, Roland Doriol (50 años de sacerdocio), un servidor (25 años de sacerdocio), Jean Désigaux, Joseph Rivat, Jesús León, George Carlioz, Lucien Descoffres, Damien de Préville (25 años de sacerdocio), Chistophe Ravanel y Paul Desfarges (obispo emérito 50 años de sacerdocio).