En febrero de 2016, el Papa Francisco realizó una visita apostólica a México. Durante cinco días —del viernes 12 al miércoles 17— recorrió distintas regiones del país: Ciudad de México, Estado de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua. En el marco de este viaje, sostuvo un encuentro privado con miembros de la Compañía de Jesús en la Nunciatura Apostólica, en la capital del país. La reunión tuvo lugar el domingo 14 de febrero y asistieron el entonces provincial de los jesuitas en México, P. José Francisco Magaña, S.J., el socio provincial P. Carlos Cervantes, S.J., así como los Padres asistentes de Educación, Pastoral, Sector Social y Formación: Juan Luis Orozco, S.J., José Luis Serra, S.J., Leonel de los Santos, S.J., y Pedro Antonio Reyes. S.J.
Durante los aproximadamente 40 minutos de conversación, el Santo Padre expresó su aprecio por la labor de los jesuitas en México y dejó un breve mensaje en video dirigido a todos los miembros de la Provincia. En él recordó su participación en la Congregación General (CG) 32 de la Compañía de Jesús, cuando asistió como representante de la Provincia de Argentina. Francisco destacó el papel fundamental que tuvo un postulado proveniente de México en la orientación de dicha Congregación, al proponer como eje de misión “el servicio de la fe y la promoción de la justicia que la misma fe exige”.
El Papa calificó esa propuesta como “un regalo de México”, y explicó que, aunque dicha dimensión estaba presente en el Evangelio, no se le había dado suficiente centralidad en la reflexión teológica de aquel momento. La CG 32 marcaría desde entonces un antes y un después en la misión apostólica de la Compañía.
En su mensaje, el Santo Padre también alentó a los jesuitas a continuar su labor en favor de la dignidad humana:
“Sigan trabajando por esa dignidad de Jesús, que no termine negociado en la cruz. Para que vivan mejor los que lo crucifican. México sufre. Pero México es grande, tiene cosas lindas y tiene una riqueza impresionante. Una historia, yo diría original, casi única en América Latina.”
Asimismo, exhortó a no abandonar la causa del beato Miguel Agustín Pro Juárez, S.J.:
“Rezo por ustedes y les pido que recen por mí. Bueno, métanle. Por favor, trabajen por la causa del Padre Pro. Que la Virgen de Guadalupe los proteja.”
Durante su paso por Chiapas, en San Cristóbal de las Casas, el Papa recibió la traducción al tseltal de la Biblia, entregada por el P. Eugenio Maurer, S.J., acompañado por el P. Francisco Magaña, S.J., Avelino Guzmán y el P. Felipe Jaled Ali Modad Aguilar, S.J. Este trabajo, fruto de años de dedicación, representa un signo concreto de la inculturación de la fe y del compromiso de la Compañía de Jesús con los pueblos originarios.

Foto: Enrique Carrasco, S.J.
A la luz de su fallecimiento, este momento adquiere una nueva dimensión. El Papa Francisco, primer Pontífice jesuita, deja a los jesuitas de México un legado de cercanía, firmeza evangélica y amor por la justicia. Su mensaje sigue siendo guía para una misión que, como él mismo recordó, nace de la fe y se expresa en el compromiso con quienes más sufren.