“En el Buen Vivir de los Pueblos Originarios, está el fermento de una sociedad, con armonía justicia y libertad.”
Arely Araoz
Cada 9 de agosto, el mundo celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, una fecha que resuena profundamente en el corazón de la Compañía de Jesús en México. Este día nos invita a reflexionar sobre la sabiduría del Buen Vivir que es común a los pueblos originarios. Si bien cada uno de ellos tiene su forma concreta de expresarlo, la mayoría coincide en la armonía con la persona, la comunidad y la creación. Ellos viven esta cosmovisión del Buen Vivir, desde la complementariedad hombres-mujeres, vida-muerte, etc. Así mismo, es principio del Buen Vivir la reciprocidad “hoy por ti mañana por mí”, el trabajo comunitario en beneficio de todos (Bien Común). Ello hace que los pobladores y pobladoras de los pueblos originarios tienen mucho que aportar al mundo de hoy.
Compartimos la invitación a colaborar con este horizonte de los pueblos originarios* para establecer un nuevo modo de relaciones con ellos y ellas que posibilite esta esperanza de vida para toda la creación. Por eso, es importante retomar el Espíritu de los pueblos originarios considerando lo siguiente:
- Profundizar en la reflexión y diálogos teológicos que implica pensar y sentir los territorios indígenas como “lugar teológico”.
- Potenciar las gobernanzas comunitarias de modo que ayuden a una soberanía alimentaria, consumiendo lo que se produce de modo sustentable.
- Colaborar con la sanidad de los territorios buscando fortalecer las sabidurías locales y tradicionales en torno a la medicina, sus agentes de salud, desde la perspectiva del Buen Vivir en dialogo con la medicina occidental.
- Armonizar la interdependencia con la naturaleza, lo cual significa que nuestra relación con ella es de codependencia, más que de despensa.
- Buscar la sobriedad, la simplicidad de una vida sencilla que no necesita de acumulación para vivir bien.
- Fomentar la solidaridad implícita del vivir en comunidad, comprendiendo que todos estamos en la misma barca, buscando el Bien Común.
- Recuperar la experiencia acumulada de nuestros mayores, cuidando, escuchando y trasmitiendo las sabidurías de los que ya han caminado un largo trecho en la vida.
- Dejar tiempo y espacio para que el espíritu llegue al cuerpo. Esto es aprender a esperar, a disfrutar el presente, a “gastar tiempo” en establecer vínculos con uno mismo, con los demás, con la Madre Tierra y con Dios Padre-Madre.
- Promocionar el comercio justo y democracia participativa en lo posible.
- Hallar la felicidad en el “Ser”, más allá del “tener”.
*Fuente: El buen vivir de los pueblos originarios en América Latina, modelo y esperanza de vida. CPAL, 2023