Correspondencia en torno al destino a Tarahumara del P. Javier Campos Morales, S.J. (Segunda parte)

Jul 22, 2024 | Noticias

El mes de junio compartimos correspondencia relacionada con el Destino a Tarahumara del P. Javier Campos. Este mes damos a conocer otras cartas, en esta ocasión la reacción que tienen estos jesuitas sobre el destino de Javier a la Tarahumara, la primera del P. Ricardo Robles, la segunda de Xavier Ochoa (ambos le escriben desde Montreal) y la tercera de Salvador Martínez Aguirre (Obispo del Vicariato). La de Salvador Martínez es encomiable, no caigo en la tentación de explicar el por qué. Estamos seguros de que su lectura será de mucho fruto espiritual y misionero.

 

Nota: Como en las anteriores, hemos dejado la transcripción tal cual están escritas.


Carta de R. Robles (desde Montreal) a Javier Campos (16 de marzo de 1967)

 

Javier:

 

Hoy recibí carta de Tito López B. Y nos da la noticia de tu destino a la sierra: felicidades. Bien te darás cuenta que me resulta indiferente en cuanto que veo a los nuevos compañeros que van a jalar con nosotros. Pero no es ese es el aspecto principal de la carta ni el de mi alegría. Lo principal para mí es más complejo: una cierta alegría por ti. Tengo a la sierra en la más alta catalogación de valores, es decir que para mí, la sierra es un gran bien para todo el que la encuentra en su vocación. Y así, francamente, la veo en otro y eso es causa de alegría por el otro, porque lo veo a ver elegido un bien estupendo del que puede sacar tanto, en el que puede realizarse tanto, en el que puede encontrar a Cristo en tan estupendas circunstancias… que me alegro de verdad por tu suerte. Desde un punto de vista más personal, menos general, me da gusto porque desde Monterrey conservo tan excelentes recuerdos de tu familia, de tu papá sobre todo, que me da también gran gusto por él. Felicitalo de mi parte y saludos a todos, a Salvador especialmente.

 

Ya te imagino en el Norogachi aprendiendo la lengua, en el magisterio en Chinatu… y estoy seguro de que serán un éxito para ti y qué sabrás amar la sierra. Yo por mi parte me siento más de la sierra que de San Luis. Esa es mi verdadera Tierra. Allí es donde aprendí lo que es el dar y donde recibí tanto. Eso te madura en el amor y eso te liga a la sierra, espero que a ti también te ligue en esa forma, o en cualquiera otra – que siempre será personal – pero espero con alegría que podamos trabajar en conjunto, en compañía de Cristo y por Cristo. Felicidades de nuevo e inclúyeme entre tus oraciones por la sierra.

 

Tu hermano R. Robles


Carta de Xavier Ochoa (desde Montreal) a Javier Campos (16 de marzo de 1967)

 

Mi querido tocayo: (kene beni: mi hermano pequeño)

 

hoy recibió robles carta de Mario l barrios en la que le da la noticia de tu destino a la sierra.

Créeme que desde que estoy aquí no había recibido una noticia que me causara tanta alegría -en todos sentidos- como esta.

 

Y si me propusiera buscar las razones de esa alegría creo que me costaría trabajo, no el encontrarlas, sino el expresarlas y plasmarlas en el papel.

 

No es sólo el hecho de que la misión va a contar con otro sujeto, hay algo más que produce esa alegría.

 

Es quizás el hecho de ver que la historia de mi vocación como misionero -en la tarahumara- desde que recibí el destino, va a repetirse una vez más en ti, y que a la vez, con tu decisión y ejemplo se repetirá aún en los que te preceden. No sé si me explico, pero creo que me comprenderás.

 

Yo creo que ya desde ahora, antes de partir, te has de sentir dichoso; y si me permites una cosa más personal, por lo que te conozco, tocayo, espera a que pases la primera temporada en terreno propiamente de misión, para que te sientas aún más dichoso.

 

Es una de las experiencias más fuertes que yo tuve: de ver coronada mi vocación de jesuita con la vocación de misionero… y en la Sierra precisamente, dentro de mi México, entre mis hermanos tarahumaras, con su sencillés (sic) de niños y su espíritu contemplativo… pero también con los mestizos, que aunque tengan sus defectos son también hermanos nuestros, y entre unos y otros debemos unir nuestros esfuerzos – no para plantar la Iglesia – porque la semilla está ya puesta, sino para fecundarla, para hacerla crecer, hasta hacer una realidad viviente el Reino de Dios en esas montañas, entre las cañadas y a lo largo de los arroyos. La tarea nos (sic) es fácil, pero es prometedora. Contamos con nuestro amor a Cristo, con nuestro entusiasmo siempre joven, con la audacia que nos caracteriza y sobre todo el deseo de darnos, de entregarnos sin reserva a esta empresa.

 

Con este espíritu, aunque encontremos – y de hecho las haya- cosas negativas, sabremos darles la importancia que requieren sin amargamientos ni desilusiones – somos humanos y en cualquier obra humana siempre habrá defectos -; pero hay que dar el paso y salir adelante con ese optimismo realista y sincero nacido de un profundo amor a Cristo y a su iglesia.

 

De modo, tocayo que sinceramente te felicito y te prometo pedir duro por ti para que llegues a la misión decidido a todo. Que en ella encuentres los verdaderos valores que te hagan amarla y quererla.

 

Robles te decía, que el se siente ya de esa región. Así tiene que ser, y es una de las conclusiones lógicas que uno saca después de haberse metido con toda el alma a tratar de identificarse con los tarahumaras. Una vez más te felicito y ahora por mí al señor.

 

Tu tocayo, Javier.

 

(Escríbeme también tú)

 

saludos a tus compañeros y dile a mi hermano Enrique que estoy por enviarle una cinta grabada.

 

We mu ĕo ĕi osema kiri

 


Carta de Salvador Martínez Aguirre, Obispo del Vicariato de la Tarahumara a Javier Campos (31 de marzo de 1967) 

 

Mi querido hermano Javier:

 

estoy regresando de larga excursión apostólica que me llevó hasta el lejano pueblo de baborigame, habitado por tepehuanes y me encuentro sus amables letras del 2 del presente con la grata noticia de su destino a estas necesitadas tierras. doy gracias a nuestro señor que se acuerde de nosotros y de estas almas y quiero felicitarlo a usted por tan privilegiada vocación. ya habrá visto en la preciosa alocución de n.m.r.p. general acerca del espíritu misionero de la compañía las cosas que nos dice tan consoladoras. también yo me alegro de su venida y le deseo todo bien y una vida de fervoroso apostolado; va a ser usted feliz en estas tierra (sic) trabajando con los pobres y así asemejándose más al divino maestro que sé rodeó de apóstoles pobres y sólo trabajó con los pobres a los que siempre llenó de bendiciones. Ya verá que estos inditos son la gente mejor del mundo y sumamente agradecidos. lo acabo de ver una vez más en baborigame donde se celebre la semana santa; pues ya no querían que me viniera de allí y me ofrecieron cuanto yo deseara para establecerme allí con ellos. ojalá sea usted el que logre esta tan deseada fundación! sería una preciosa lotería que se ganara!

 

sea muy bien venido y ya le dirán los superiores de la compañía la última palabra para lo de terminar sus estudios y su viaje al vicariato ya que la antigua misión se terminó y sólo queda un vicariato apostólico que la compañía recibió de manos de la santa sede para trabajar en él y llevarlo hasta que sea una nueva diócesis. quizá para cuando usted venga ya esté casi terminado el nuevo seminario para que se dedicara a usted a la formación del clero indígena. veremos lo que nuestro señor dispone pero, por mi parte, ya sabe que hay mucho trabajo y bastante difícil, pero de inmensa gloria de dios y bien de estas almas, espero me digas lo que al fin disponen los superiores sobre su futuro. y mil gracias de antemano.

 

le escribo sólo con la mano izquierda, pues la derecha está de vacaciones. figúrese que en esta excursión me ha pasado lo que en 44 años que llevo aquí no me había pasado. pues mi caballo cayó y al mismo tiempo me lanzó lejos, y de la fuerte caída se me fracturó el brazo derecho. así seguí con muchos trabajos y dolores tratando de hacer el bien e hice toda la semana santa y más de 100 bautismos y muchísimas confirmaciones y caminos a caballo. por fin, después de 17 días fui a chihuahua y allí me enyesaron el brazo y he quedado menos que a media máquina, gracias a dios. y que dizque una cuaresma con el brazo paralizado. de todos modos hay mucho trabajo y hay que hacerlo a como dé lugar. le ruego me encomiende a nuestro señor.

 

ya sabe que ahora utilizamos aquí mucho la aviación. tenemos un avión grande y otro pequeño y pronto vamos a tener otros dos: uno del p. moreno y otro de un padrecito de dakota del sur que quiere venirse a trabajar con nosotros siquiera por cinco años. Acaba de venir a ver su nuevo campo de trabajos y ha estado encantado y feliz. dios quiera que para junio regrese y que se quede para siempre con nosotros; no es jesuita pero es muy joven y casi recién ordenado. ojalá que usted tuviera oportunidad de aprender de piloto pues ahora sólo el p. llaguno hace este trabajo que es demasiado para él solo. tiene usted delante un inmenso campo de trabajos apostólicos!

 

espero que, con su venida a estas tierras y, dada la gran generosidad del r.p. provincial, nuestro señor mande a la provincia muchas y muy selectas vocaciones también para los trabajos de la provincia.

 

que nuestro señor lo bendiga a manos llenas y bien sabe que no lo olvido en mis oraciones y que de corazón lo bendigo y le ruego muy cariñosos saludos al r.p. rector y a todos los padres y hermanos y que cuento con sus fervorosas oraciones para que estos trabajos que son tan preciosos en esta obra pontificia que ha tomado la compañía sigan muy adelante para bien de las almas.

 

las obras del nuevo seminario van muy adelantadas; ya verá qué maravilla en estas apartadas tierras y cómo nuestro señor bendice a manos llenas.

 

siempre afmo. hermano en cristo:

 

(Rúbrica) Salvador, s.j.

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