El Padre Pro, como cariñosamente es conocido por sus devotos, continúa en proceso de canonización, que es un camino legislado y cuidadoso que se sigue para que el Papa pueda proclamar que una persona es Santa.
La devoción hacia el Beato Miguel Agustín Pro Juárez, SJ, surgió inmediatamente tras su ejecución el 23 de noviembre de 1927. Apenas comenzaba el mes de diciembre cuando personas acudían a su tumba para obtener aceite de la lámpara que la iluminaba. En esos primeros días post mortem, devotos privados ya expresaban gratitud por los favores recibidos. Esta devoción no se limitó a fronteras locales, sino que ha trascendido a nivel internacional, con testimonios de favores recibidos por personas de diversas partes del mundo.
Después de un largo proceso, el 25 de septiembre de 1988, el Papa Juan Pablo II lo beatificó, es decir, declaró que su martirio por su fe en Cristo ha sido probado y que puede ser honrado con culto.
Este 2023 se cumplen 96 años de aquel trágico evento. Este padre jesuita ejecutado a la edad de 36 años y apenas dos años después de su ordenación sacerdotal, durante la Guerra Cristera en tiempos de Plutarco Elías Calles, fue acusado sin pruebas del atentado contra el general Álvaro Obregón. Su ejecución se llevó a cabo sin un abogado defensor y sin derecho a un juicio previo, una injusticia que fue documentada por la investigación periodística de la época.
El Padre Pro se consagró a ejercer clandestinamente, con gran fervor y dedicación extraordinaria, su ministerio sacerdotal. En el contexto de su beatificación, el P. General Peter Hans Kolvenbach, SJ, destacó que su vida pastoral y su trágica muerte se insertan en un período oscuro de la historia de México, caracterizado por un odio antirreligioso que desató una violenta persecución contra la Iglesia en la década de los veinte.
En este caminar a los altares la Compañía de Jesus sigue aguardando con esperanza su pronta canonización.
¿Qué se requiere para que sea declarado Santo?
La Santa Sede, en Roma, exige dos milagros, uno para la beatificación y otro para la canonización. En el caso de mártires como el Padre Pro, la Iglesia considera que el sacrificio supremo de dar la vida en defensa de la fe constituye, por sí mismo, un milagro. Sin embargo, para avanzar hacia la canonización, se precisa un milagro atribuido a su intercesión después de la beatificación.
Aunque existen numerosos relatos de milagros físicos y morales asociados al Padre Pro, no todos cumplen con los rigurosos requisitos de la Iglesia. La documentación de un posible milagro implica testimonios escritos de la persona curada y sus familiares, certificados médicos que respalden la curación, el expediente médico del paciente y el testimonio del sacerdote involucrado. Este minucioso proceso refleja el compromiso riguroso de la Iglesia con la autenticidad de los milagros asociados a la posible canonización del Beato Padre Miguel Agustín Pro.
En la Ciudad de México, en la Parroquia de la Sagrada Familia, reposan los restos del Beato Padre Pro, lugar donde se evidencia la devoción internacional. Junto a la parroquia se erige el Museo Padre Pro, que alberga una parte de su historia y diversos artículos personales. En honor a su memoria, hace 35 años, los jesuitas fundaron el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, una institución de renombre que se dedica a la defensa de causas justas y a la promoción de la dignidad humana.
Texto publicado en En Todo Amar y Servir en Animal Político
