Tan simple como preguntar (segunda parte)

Ago 20, 2025 | Noticias

Al final del saludo anterior afirmé que a los argelinos les queda tan lejos México, como a los mexicanos les queda Argelia. La distancia no es sólo geográfica sino cultural e histórica. El punto de partida para comunicarme con ellos ha sido la benevolencia y la búsqueda de la comprensión mutua; les comparto como llegué a esto.

 

Para empezar, me sucede que cuando no entiendo algo en una charla puedo elegir entre callar o preguntar; esta opción se ha hecho más patente en medio de una cultura tan diferente, pero en Argel he optado más por preguntar. Un día, en una plática entre extranjeros me preguntaron que cómo me iba en Argel. Les contesté que me iba bien y que éste era mi primer contacto con el mundo árabe. En seguida, un libanés precisó: “bueno, hay más árabes.” Entonces le pedí que me explicara. Lo escuché y le volví a preguntar, después busqué información para aclarar mis ideas. En la lengua árabe encontramos variantes occidentales y orientales, a las primeras pertenece el árabe magrebí; y a las segundas el árabe de Egipto, de la península árabe, del Líbano, de Palestina, de Jordania y de una región de Siria. Estas variantes están esparcidas en países con diferentes culturas, historias y contextos; aunque hay una base común en el árabe clásico escrito, entre ellas existen diferencias importantes.  Así que lo preciso habría sido decir: “en esta parte” del mundo árabe. Por poner un ejemplo, si un asiático visitara la ciudad de México y dijera: “ya conocí el mundo hispanoparlante”; le podríamos comentar que México es uno de los países en Latinoamérica donde se habla castellano.

 

En otro momento, estando con argelinos, me creí el muy ducho y dije: “aquí voy conociendo una parte del mundo árabe”. Casi todos los argelinos saltaron: “nosotros no somos árabes”. Enseguida pregunté ¿cómo? Uno me dijo que era Cabil. Al escuchar su respuesta hice cara de “¿qué?” Al ver mi sorpresa, ellos me contaron a grandes pinceladas las capas de su contexto e historia.

La región del Magreb (que quiere decir en árabe “lugar por donde se pone el sol”) incluye los países actuales de Marruecos, Argelia, Túnez, Libia y Mauritania, en el noroeste de África. Desde el punto de vista lingüístico, en estas naciones se habla árabe magrebí que incluye las variantes marroquí, argelina, tunecina, libia, sahariana y otras. Durante siglos esta amplia región africana de la costa mediterránea fue el escenario de comercio, de intercambios, también de conquistas y dominaciones: el imperio romano de oriente, en el siglo VIII fue parte de la expansión islámica, a partir de entonces la lengua árabe dominó la región sin que desaparecieran totalmente las lenguas locales, asimismo se implantó la religión del islam; de 1518 hasta 1830 reinó el imperio otomano, de 1830 a 1962 Argelia fue colonia y territorio francés. Sin embargo, en el norte de áfrica antes de la expansión islámica las lenguas principales diseminadas en la región eran las lenguas tamazight o bereberes.

 

La lengua principal de Argelia es el árabe argelino (dariya) y además se hablan cinco variantes de la lengua tamazight (bereberes): cabil, mozabita, chaoui y shenwa, y en el sur el tuareg. El árabe argelino tiene influencias del berebere, del andaluz, del turco y del francés. Sin embargo, en la ciudad de Argel una parte de la población además habla el francés. Volviendo al ejemplo anterior, es como si aquel mismo asiático dijera en México: “aquí yo conocí una parte del mundo español”, automáticamente responderíamos los mexicanos: “nosotros no somos españoles, aunque hablamos castellano”. Además, en México también existen muchos grupos étnicos con sus lenguas respectivas. Ahora tengo un poco más de consciencia de los pueblos originarios en diferentes latitudes, esto me ha hecho apreciar más sus raíces culturales unidas estrechamente a su historia y a su hábitat.

 

Después de 7 meses en estas tierras caí en la cuenta de lo importante que fue para mí vivir en Tewerichi y en Pamachi en la misión de la Tarahumara hace 25 años. Entonces, los jesuitas tuvieron muy claro que mi primer objetivo en la misión era aprender la lengua rarámuri; lo que me regaló la posibilidad de abrir mi mente, mi corazón y mi fe a una cultura ancestral, a un modo nuevo de ver el mundo y la naturaleza; y esa experiencia me ha ayudado a estar más abierto a otras culturas. A pesar de las diferencias, conocer la lengua me acercó mucho a los rarámuri. Por eso creo que lo que percibo como una “distancia cultural” frente a otro, es la misma distancia cultural que el otro puede experimentar frente a mí. Preguntar al otro puede acortar las distancias, pero no necesariamente borra las diferencias. Y con esto pasaré a mi tercer saludo, para ustedes hermanos de la Provincia Mexicana, donde cuento mi experiencia de pertenecer a la minoría católica en medio del islam.