Nuestra Historia
La Compañía de Jesús fue fundada el 27 de septiembre de 1540, aprobada solemnemente por el Papa Paulo III en la Bula Regimini militantis Ecclesiae. Los primeros diez compañeros que integran la órden religiosa son: Ignacio de Loyola, fundador y primer Superior General, Francisco Xavier, Pedro Fabro, Claude Jay, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Nicolás Bobadilla, Simón Rodríguez, Juan Coduri y Pascasio Broët. A lo largo de estos 480 años, los jesuitas han sido expulsados y restaurados nuevamente en diversos países.
Actualmente la Compañía de Jesús es la orden católica masculina más numerosa en el mundo: alberga a más de 14,000 miembros en el planeta, repartidos en 64 Provincias, 4 Regiones Independientes y 5 Regiones Dependientes.
América Latina cuenta con 1761 jesuitas, casi 13% del total de la Compañía, distribuidos en las Provincias de la Asistencia América Latina Meridional, con 898 jesuitas y la Asistencia de América Latina Septentrional, con 863 jesuitas.
A la muerte de San Ignacio, en Roma el 31 de julio de 1556, la Orden de la Compañía cuenta con cerca de mil miembros y más de un centenar de casas, misiones y colegios en Italia, España, Alemania, Portugal, Francia, India, Japón, Brasil, Austria, Holanda y África.
Durante más de dos siglos, los jesuitas se expandieron en más regiones y ciudades de Europa, Asía, África y América, ejerciendo sus ministerios apostólicos con grupos y sectores poblacionales diversos de las sociedades en las que están presentes.
En la segunda mitad del siglo XVIII, tras una campaña política encabezada por los ministros regalistas de las monarquías de Portugal, Francia y España, en el tiempo del despotismo ilustrado, los jesuitas son expulsados de todos los territorios de esos reinos (Portugal y España) o disueltos como institución (en Francia); finalmente, la Orden es suprimida en 1773 por un Breve del Papa Clemente XIV.
Es hasta agosto de 1814 que el Papa Pío VII, ya libre del cautiverio al que lo había sometido Napoleón, decreta la restauración de la Compañía de Jesús en la Iglesia universal. Nuevamente, los antiguos jesuitas que han sobrevivido al periodo de la extinción de la Orden, retoman con entusiasmo sus primeras Constituciones y, sobre todo, el legado y experiencia de su espiritualidad fundacional en un mundo que ha tenido grandes cambios geopolíticos durante el tiempo de la supresión.
La Compañía de Jesús enfrentó muchos desafíos después de la restauración. La orden religiosa se expandió por todo el mundo, pero también enfrentó expulsiones en varios países. En Rusia, los jesuitas fueron expulsados junto con otras órdenes religiosas en 1820, mientras que en otros lugares como Francia, Portugal, Italia y España, también se enfrentaron a la expulsión.
En Alemania, Otto von Bismarck los expulsó en 1872, en medio de una campaña anticatólica. Después de la expulsión de Alemania, muchos jesuitas se trasladaron a Estados Unidos, donde se encontraron con una recepción más favorable.
Durante la Segunda República española en los años 30, se promovió una política anticlerical que incluía la nacionalización de los bienes de la Iglesia y la disolución de órdenes religiosas. En 1931, la Compañía de Jesús fue declarada ilegal y sus miembros expulsados del país. Los jesuitas en España se encontraron en una situación difícil y muchos de ellos fueron encarcelados.
Jean-Baptiste Janssens, quien fue elegido como General de la Compañía de Jesús en 1946, tuvo un fuerte interés en el apostolado social. Durante su mandato, la Compañía fundó Centros de Investigación y Acción Social (CIAS) en diversos países, para ayudar a los más necesitados.
Celebrado en la década de 1960 y convocado por el Papa Juan XXIII, fue un momento clave para la Compañía de Jesús. Varios jesuitas, incluyendo a Henri de Lubac y Karl Rahner, participaron en el concilio y ayudaron a dar forma a su teología y enseñanzas. El concilio promovió una mayor apertura de la Iglesia Católica hacia el mundo moderno.
En 1965, en la Congregación General 31, fue elegido General el P. Pedro Arrupe, un defensor apasionado de la justicia social, y bajo su liderazgo, la Compañía se enfocó cada vez más en el trabajo social y humanitario. Durante su tiempo como General, la Compañía fundó el Servicio Jesuita a Refugiados, una organización que brinda ayuda a personas desplazadas por conflictos y desastres naturales. Arrupe también promovió el binomio “Fe y Justicia” propuesto por la Congregación General 32.
La Compañía de Jesús en la actualidad
El primer Papa Jesuita, el Papa Francisco, ha llevado el compromiso social y la justicia al centro del trabajo de la Iglesia Católica, y ha enfatizado la importancia de la solidaridad con los más pobres y marginados. Arturo Sosa Abascal, el actual General de la Compañía, ha liderado la Compañía durante durante casi siete años, en los cuales, entre otras cosas, convocó al Año Ignaciano para celebrar el V centenario de la conversión de San Ignacio invitando a la conversión personal y comunitaria de la Compañía y ha convocado a la 71 Congregación de Procuradores para mayo 2023; así mismo, ha promulgado las nuevas Preferencias Apostólicas Universales que son un conjunto de prioridades que guían el trabajo de la Compañía en todo el mundo.
Estas preferencias son cuatro e incluyen:
- mostrar el camino hacia Dios,
- caminar con las personas excluidas,
- acompañar a la juventud en camino
- cuidar de nuestra Casa Común.
La Compañía de Jesús sigue siendo una fuerza importante para el bien en el mundo y su compromiso con la justicia, con la solidaridad y con el amor al prójimo continúa guiando su trabajo hasta el día de hoy.