Experiencia de Diaconado

May 30, 2023 | Noticias

Por Miguel Peón Navarro, S.J.

Me gustaría compartir la experiencia que he tenido de diaconado desde mi llegada a la misión de Tatahuicapan. Desde la facultad entendí el diaconado como servicio, y la imagen plástica que venía a mi mente es la contemplación en EE.EE donde San Ignacio pide al ejercitante hacerse como esclavito indigno para servir a la Sagrada Familia. En un segundo momento, en diálogo con Jesús de Nazaret, escuché su voz en un instante de incertidumbre “también ellos son mi pueblo”, que me devolvió la paz y el deseo de servir con el corazón.

 

A partir de estos dos encuentros íntimos con Dios he buscado actualizar mi servicio como diácono en la misión a la que fui designado. De acuerdo con la RAE[1] diácono viene del griego διάκονος que en la lengua griega se usa como servidor, sirviente, criado encargado de diversas tareas domésticas, asistente, ayudante, agente, ejecutor, etc. Sin embargo, en la traducción a las lenguas romances, la connotación conservada es la utilizada por san Jerónimo diaconus, la cual no pasó para designar a un servidor cualquiera, sino como un ministro o servidor que pertenece al ministerio de la orden, más parecida a la connotación de la palabra del latín archidiácono que es el primero o principal de los diáconos. El vocablo griego se forma con prefijo diá– (a través de) sobre una raíz indoeuropea Ken-1 en grado lo que significa estar activo, o intentar, esforzarse por algo, de donde conato y conativo.[2]

Desde estas dos perspectivas, experiencial y académica puedo entender el sentido moderno de la palabra diaconado en el ministerio de la orden como un llamado a la ternura, es decir, a esforzarme a través del servicio para atender a los más desfavorecidos de nuestras sociedades. Para Taborda el diaconado es un servicio encargado de los pobres, marginalizados y enfermos, servicio vital para la Iglesia, ya que por medio de este servicio concreto, ella encuentra su verdadera identidad al modo del siervo de YHWH.[3] El teólogo afirma, de hecho, que el diácono aparece regularmente como servidor del obispo y en la “Tradición Apostólica”: el diácono es ordenado no para el sacerdocio, sino para el servicio. En otras palabras, el diácono se vincula al pueblo de Dios sirviendo, y de ellos a los más marginalizados:

 

Servidor del obispo podría ser interpretado en un doble sentido de genitivo objetivo (el diácono es un servidor del obispo), y también un genitivo subjetivo (su servicio es un servicio propio del obispo, o sea, el diácono es ordenado para desempeñarse de un aspecto del ministerio, del cual el obispo es el titular y, en ese sentido, es un auxiliar del obispo). Ahora bien, el ministerio del obispo, según Vaticano II, “el misterio de la comunidad” (LG 20; DH 4144), el que podría ser interpretado como genitivo objetivo e como genitivo subjetivo: servicio en beneficio de la comunidad y “el ministerio propio de la comunidad, la exousía de la comunidad. El obispo es el servidor de la comunidad como Siervo de YHWH, y el diácono su auxiliar en ese servicio.[4]

 

Así, entendiendo este doble sentido del término y con la experiencia de Jesús me siento invitado a acercarme con cariño y ternura a los pobres, a los que sufren, a los perseguidos y a los excluidos para que, como diácono pueda hacerles presente el amor de Jesús en un caminar juntos al encuentro con el Padre. Lo anterior voy asumiéndolo desde la experiencia personal y vinculado a Dios sintiéndome amado tiernamente por Él, para amar del mismo modo a cada persona en cada comunidad que atendemos en la Parroquia de San Gabriel Arcángel.

 

Como jesuita he encontrado una realidad muy compleja en nuestras comunidades. Víctimas de la sobreexplotación de los recursos naturales, contaminación de la tierra, de los ríos y manantiales con desechos tóxicos, basura y aguas negras, deforestación masiva, escasez de recursos económicos, falta de empleos, poca productividad del campo y de otras actividades productivas, caza de animales en veda, pesca ilegal, etc. Según el Plan de Desarrollo Municipal de Tatahuicapan Veracruz afirma que

La falta de empleo o de ingresos que permitan la satisfacción de las necesidades básicas fue un problema que apareció en diecinueve de las veintitrés comunidades, según este diagnóstico del plan de desarrollo del municipio, y además en los cuatro barrios de que se compone la cabecera. Mientras que falta de apoyo a la producción principalmente en todas las comunidades.[5]

 

Los organismos no gubernamentales en la presentación de su proyecto en el desarrollo de la región presentan las siguientes amenazas[6]: mecanismos de venta y formas de pago inadecuado, algunas empresas: calidad del producto deficiente o demasiado caro con relación a la calidad, presentación y precios en el mercado; insuficiente de materia prima por el deterioro ambiental; debilidad organizativa de los grupos productores; falta de recursos económicos seguros para un seguimiento permanente; falta de reglamentación en comunidades sobre uso del suelo, protección de acahuales y plantaciones en caso de venta de parcelas, riesgos de incendios; posibilidad de plagas; sobreproducción y baja de precios.

 

Por otro lado, según Herrera, la problemática de la ganadería ha provocado además de la excesiva degradación ambiental, una problemática económica, porque las características provocan reducción de los recursos monetarios en la región porque los ganaderos de la zona son obligados a vender el ganado de 6 a 8 meses con menos de 400 kg a un precio muy bajo con pérdidas en la transacción.[7]Otro problema super complejo son los sistemas de salud, lo cuales son inadecuados e insuficientes para atender la población actual. La contaminación ha traído otras enfermedades como el cáncer, nuevos problemas respiratorios, entre otros, y por un alcoholismo crónico problemas hepáticos irreversibles que complican aún más las relaciones de bienestar familiar ya de por sí muy venidas a menos, obligándolos a vender sus tierras o a pagar préstamos con altos intereses.

En medio de toda esta situación conflictiva y caos en los encuentros que he tenido con muchas personas en las veinte comunidades que acompaño, soy testigo de la presencia de Dios en medio de su pueblo que los sirve amándolos tiernamente y de tan diversos modos que encuentro en cada aproximación con las personas una confirmación a mi llamado a servir al siervo de YHWH. A finales de abril acompañando a una persona al hospital en Jáltipan fui testigo del cuidado cariñoso que su esposa tiene para él (ella fue una mujer que sufrió mucho con su esposo cuando eran más jóvenes por el alcoholismo de él). A pesar de todo, ella está convencida de cumplir la misión que Dios le ha pedido hacer en su vida y reflejadas en sus acciones entendí: “solo Dios tiene el poder de dar vida, mi trabajo es cuidar lo que Él me dio. Al ver el cuidado diligente de ella con él comprendí con mayor hondura” Ellos también son mi pueblo”.

 

[1] Diácono. https://dle.rae.es/di%25C3%25A1cono: diácono. Visto el 08 de mayo de 2023.

[2] Diácono. https://etimologias.dechile.net/?dia.cono: diácono. Visto el 08 de mayo de 2023.

[3] TABORDA, Francisco. A Igreja e seus ministros. Uma teologia do ministério ordenado. Paulus: São Paulo, 2012. pp 199.

[4] Ibidem, pp. 199-200.

[5] Plan de Desarrollo Municipal 2001-2004 Tatahuicapan, Veracruz.

[6] Proyecto de desarrollo regional impulsado en la sierra de Santa Marta, Ver. por la coordinación de organizaciones para el desarrollo sustentable del sur de Veracruz (CODESUVER) a través de Sendas A.C. Con apoyo del Indesol junio-diciembre 2001.

HERRERA, C. Estudio de los programas de gobierno y los intentos de una modernidad alternativa en le municipio de Tatahuicapan de Juárez, Veracruz. Tesis profesional para obtener el grado de Maestro en Filosofía Social. Tlaquepaque, Jalisco, ITESO, 2003, pp 22-23.